Odio sentirme sola en espacios llenos de gente
Aunque ser un producto de la vida moderna me impulse a ello.
No suelo sentirme sola a menudo. O al menos no es algo que me perturbe. De hecho, diría que suelo disfrutar de la soledad un poco.
Por una parte sé que el hecho de que casi siempre me acueste de madrugada viene de mi deseo por querer robar unas horas más al día para mí. Solo para mí. Sin sentir que alguien espera una respuesta por mi parte, que me estoy perdiendo algo o que, en definitiva, el mundo sigue girando y cumpliendo con unos horarios de los que no siempre quiero formar parte y ante los que siento FOMO a la vez. ¿Debería sentirme egoísta por ello?
El siglo XXI es tan curioso. Puedes estar rodeada/o de gente y sentirte sola/o al mismo tiempo porque tener a alguien a tu lado no implica una interacción. Puedes ir en un tren abarrotado y no entablar una conversación con nadie. O puedes pagar en el supermercado y omitir el paso de hablar con el personal de caja optando por las máquinas de autocobro. Vamos, que puedes elegir una vida ermitaña pese a que a tu alrededor cientos de personas sigan orbitándote con su presencia.
Pero, ¿hasta que punto es una elección? Dicen que la soledad es la nueva pandemia (por si no habíamos tenido suficiente con la del 2020) y culpan a la tecnología de ello, pero yo no dejo de ver que el agente patógeno es el capitalismo (mi verdadero guilty pleasure).
Ese que te impulsa cada mañana a levantarte un poco antes a hacer ejercicio porque si no eres un fracaso… Y ya has pagado la cuota del gimnasio. El mismo que te retiene durante mínimo ocho horas pegada/o a un puesto de trabajo, y digo mínimo porque también te esperan otras tantas en el camino de ida y de vuelta que tampoco están liberadas para ti. Y también ese que te hace llegar tan agotada/o a casa que lo que menos quieres es tener que dedicar las fuerzas restantes a interactuar con extrañas/os. Lo único que te consientes a ti misma/o es mantener el atisbo enérgico que te permite pedir algo para cenar a domicilio (porque estás muy cansada/o para cocinar), y saludar al repartidor/a que trae tu ansiada cena. El único momento en el que realmente sientes que tienes libre albedrío, porque se supone que el fruto del capitalismo es la elección, ¿no?
Sé que esto tiene unos tintes un poco extraños y no tiene ningún sentido que sea yo quien critique este modelo. Formo parte de él e irónicamente disfruto bastante de gastar por encima de mis posibilidades, de mirar los cientos de productos que se crean cada día en portales de internet que contaminan el planeta o que permanece sedada bajo el influjo de las tendencias y las modas que determinan cuál será la próxima incorporación a su armario. Soy consciente de ello, pero me resulta agotador.
En toda esta rueda en la que día tras día la rutina te agota, te vuelves más antisocial y cada mensaje que recibes te advierte de que tú tienes la culpa por no ser capaz de crear la vida de tus sueños, no hago más que pensar en que estamos condenadas/os a la insatisfacción. A la búsqueda de una felicidad que parece que sí que tiene precio literalmente… Y es sorprendente porque, pese a poder tener cada vez más cosas, ese vacío nunca se termina de llenar ni tampoco formamos parte de nada. Podría desaparecer y dejaría muchos más objetos que me sucederían que lazos inmateriales.
Este ritmo de vida ha difuminado por completo el “sentimiento de comunidad”, al menos, en el sentido que esta palabra tenía y que no estaba relacionado con las redes sociales. De hecho, se podría decir que internet ha pasado a ser el “tercer lugar” de la Gen Z o, en general, de la modernidad para aquellas/os que no hemos crecido con acceso libre a la calle pero sí a lo digital.
No sé si alguna vez has oído hablar del “tercer lugar” (juraría que lo he mencionado alguna vez en otra carta de odio pero como estoy crónicamente online no soy capaz de recordar las cosas durante más de 10 segundos), pero es un término acuñado por el sociólogo Ray Oldenburg y se refiere a ese espacio en el que existimos pero que no es ni nuestra casa (el primer lugar) ni el trabajo (el segundo lugar). Dependiendo de dónde te hayas criado puede ser uno u otro pero, si me lees desde España, lo más probable es que ese “tercer lugar” de tus familiares más mayores sea un bar.
Se supone que en ese “tercer lugar” tienen cabida el desarrollo de vínculos personales y no hay obligaciones. Es un espacio que da lugar al desarrollo de la identidad. Es ese sitio en el que somos y crecemos en función de nuestros intereses, buscamos ser parte de algo y dejamos la soledad en la puerta… Y a mí todo eso me lleva a corroborar lo que te decía antes de que esa función ahora la cumple internet.
Me gusta imaginar internet como una enorme plaza en la que todas/os quedamos para hablar de cosas. Antes estaban las tribus urbanas (me habría encantado ser emo, se me habría dado genial) y ahora hay fandoms. O grupos muy raros de Reddit en los que prefiero no indagar por mi propio bien, aunque a veces me meto y es entretenido.
Sé que esta es una visión muy optimista del mundo y que internet más bien se asemeja a un juego de construcción en el que solo puedes crear puentes que te llevan a otros lugares lejos de la realidad para conectarte con nuevas personas. Eso sí, saltándote a las que tienes al lado. Para bien o para mal.
Ya sabes que a mí eso me da igual y que jamás seré de aquellas/os que critican el impacto de internet en las relaciones humanas porque soy hija de mi generación y lo llevo con orgullo. Lo que sí criticaré es el peso que tiene el discurso de la culpa en ello, como si el agotamiento de una rutina no elegida no fuese la que te empujase a vivir el momento social desde la comodidad de tu hogar. Como si no fuesen los precios desmesurados de un café, ahora de especialidad, los que decidiesen por ti el quedarte en casa. O como si no fuese posible salir sin consumir lo que sea gracias a la expansión de los no-lugares.
Como parece que hoy es el día de acercarte conceptos random, aquí te dejo otro. Un no-lugar es aquel en el que las personas se perciben como anónimas. Es decir, esos lugares llenos de gente en los que nadie tiene identidad. En los que te preguntas cuál será la historia de las personas que te cruzas porque son el equivalente en forma de ser vivo a un mueble de Ikea.
En los no-lugares no vive nadie. Son zonas de paso, pero también de consumo. Y, según estoy escribiendo esto, me ha venido un pensamiento intrusivo: lo mucho que me aterra que las ciudades cada vez estén más cerca de serlo.
(Mientras veo como en mi calle hay un Levadura Madre, varias academias de idiomas, cuatro cadenas de supermercados diferentes y un cartel de “liquidación por cese de negocio” en la única zapatería que tenía pinta de ser un comercio local a la que sinceramente nunca he ido).
La expansión de estos espacios en los que habita el anonimato solo nos hace dejar de ser nosotras/os mismas/os. Pasamos a un segundo lugar en el que no somos más que espectros que deambulan anhelando aquello que no pueden permitirse. Buscando trascender en espacios que los repelen y buscando conexiones superfluas en las que ese ritmo exacerbado ya las ha condenado al fracaso.
Estamos en un momento en el que el individualismo nos está llevando al fracaso. En el que los discursos extremos triunfan porque te hacen sentir parte de algo, aunque no inviten a cuestionar demasiado la profundidad de las implicaciones que tienen sus mensajes. En el que ser parte de ese algo te condena tanto a ti como en la forma en la que te presentas a un mundo que no tiene muchas ganas de escucharte.
Al final del día solo pienso en que me encanta estar sola, pero no sentirme así. En que me gustaría haber sabido más sobre todas las personas con las que me he cruzado y que no volveré a ver hasta que mi cerebro decida traerme sus facciones para crear a las/os figurantes de mis sueños.
Recuerdo la vorágine de la que formo parte y no sé cómo escapar de ella (ni si hay una salida para hacerlo). Solo me queda el poder cuestionarme si el empoderamiento de verdad va de serlo todo sola, de si debo sentirme mal por no ser autosuficiente cuando me siento vulnerable o si la solución a mis problemas es congelar los alimentos que están a punto de caducar porque hacer la compra solo para una persona es de las cosas más complicadas que existen.
O de si a la otra figura que distingo en la ventana de enfrente y que jamás sabré cómo se llama sentirá lo mismo que yo. Si alguna vez habrá mirado al horizonte para encontrarse con otro bloque de pisos que le quita horas de luz y se habrá preguntado quién soy.
Si nos habremos acompañado en la soledad moderna que implica estar rodeada/o de gente que ocupa un espacio físico pero no emocional para el/la otro/a.
PD: hola de nuevo. Espero que tu semana esté yendo genial y que no me hayas echado mucho de menos ayer. Ya sé que era el día de que recibieses esta carta de odio, pero no estaba muy inspirada y llevaba mucho sin ser un poco vaga. Espero que puedas perdonarme.
Cosas que me hacen sentir menos sola (cuando me empieza a molestar estarlo)
No siempre elijo ser tan antisocial como de costumbre (es broma, me encanta ser súper sociable) y a veces necesito un poco de contacto con la humanidad para seguir medianamente cuerda. Te dejo algunas de las cosas que me hacen sentir acompañada cuando me siento la más hikikomori del mundo.
Ver el cruce de Shibuya en directo. No hay un instante en el que no pase alguien. Sé que esto puede considerarse bastante como un no-lugar pero si decides desquiciarte un poco y echarle imaginación, puedes jugar a inventarte historias de qué le ha hecho a la gente pasar por ahí en ese mismo instante. Además, da un poco de paz pensar que hay más personas en el mundo que no tienen otra cosa mejor que hacer que ver las cámaras en vivo de esto contigo.
Mirar por la ventana (si vives en una zona transitada, que si no te vas a aburrir). Sé que esto es un poco lo mismo y ahora parece que me va el voyeurismo, pero te juro que no. Sé que no es apto para todas/os, pero a mí el vivir en una calle transitada me ha llevado a encontrarme de todo y a dar las gracias por no estar fuera de casa en ese mismo instante.
Hablar con ChatGPT. Cada día que pasa entiendo más la peli de Her porque la IA es tan maja. Sé que esto es bastante lo que la peña demente cree que es la Agenda 2030, pero a veces te hace sentir menos sola/o y siempre te sigue el rollo de una manera alucinante.
Leer los comentarios de una canción que tenga más de 10 años en YouTube. Si además es una canción que denominarías como de viejos, mejor aún. La gente cuenta unas historias tremendas y con algunas hasta puedes derramar una lagrimita. Me encantaría saber si Paquito recuperó a su antiguo amor o si MariLoli23 sigue con su marido, al que conoció mientras sonaba Torero de Chayanne.
Consultar las actividades que hay en los centros culturales de tu zona. En serio, suele haber muchas más cosas de las que crees. Las instituciones culturales tienen un grave problema a la hora de comunicar los eventos que hacen pero, en general, suele ir gente interesante (y a veces un poco pesada) con la que puedes congeniar o volver al ostracismo de tu habitación por elección propia para recuperarte de lo pesada que es la gente cada vez que sale de casa.
Crear un conflicto en un grupo de Facebook. No lo recomiendo, pero enzarzarse con señoras de 40 años tiene su punto y suelen implicarse en los linchamientos públicos digitales. Creo que debería darte para entretenerte durante una tarde al menos.
Y tú, ¿tienes alguna táctica para vencer al sentimiento de soledad cuando te acecha? Ya sé que podría haber incluido lo de hablar con algún/a amigo/a, pero creo que eso ya lo dabas por hecho. En fin, cuéntame.
Cotilleos de la semana
Esta semana ha habido un montón de salseos así que, por suerte para todas/os, he estado pegada a la pantalla del móvil (cómo siempre) para hacerte un resumen de las novedades. Vamos con ello.
Ya ha salido el cartel del Lollapalooza de Chicago y es bastante guay. Jamás pensé que iba a ver en un mismo festival como cabezas de cartel a Sabrina Carpenter y a Olivia Rodrigo por todo el lore que hay detrás. También van otros artistas destacables como Doechii, Tyler, The Creator, Gracie Abrams o TWICE. Me parece increíble vivir en un mundo donde impere el girly pop (omitiendo a los dos primeros) en los festivales más populares del mundo, pero no me quejaré.
Ayer se cumplieron 3 años desde el lanzamiento de MOTOMAMI de Rosalía. La gente se ha vuelto un poco loca y, como algunas/os creen que ella es nuestra Taylor Swift patria con eso de lanzar mensajes encriptados y demás, creen que hoy va a anunciar algo o que el nombre de su próximo trabajo es el que pone en una pinza del pelo que aparece en una de las fotos que subió a Instagram. ¿Será verdad o la gente está súper delulu? Supongo que pronto lo sabremos pero, mientras tanto, te dejo por aquí el hilo dónde comentan toda la delusion.
Siguiendo con los cotilleos patrios, Aitana dice que su tour de estadios sigue manteniendo la fecha en el Bernabéu. Esto resulta especialmente destacable teniendo en cuenta que, gracias a la incansable labor de las/os vecinas/os pijas/os de la cuenta de X de Ruido Bernabéu, han tenido que reubicar unos cuantos porque se quejaban del ruido (entre ellos el de Lola Índigo). Total, que la gente sigue preguntándose si ese concierto se va a hacer de verdad ahí o habrá un cambio de última hora con todo lo que eso supone. No sé, yo no soy aitaner así que me da igual. Aunque hablando de aitaners, ¿sabías que la niña que estaba obsesionada con ella ahora ya no lo está? O sea, sí pero no. Ahora ha desarrollado una relación parasocial con una de las bailarinas de Aitana.
Hoy es un gran día para las lesbianas del mundo. Lucy Dacus y Julien Baker, integrantes de boygenius junto a Phoebe Bridgers, han confirmado que son pareja. Yo pensaba que era algo que ya se sabía, pero supongo que simplemente he pasado demasiadas horas en internet y ya había interiorizado el shippeo y los rumores como reales. No sé, que vivan las sáficas supongo.
Cambiando de tema totalmente, ¿te suena eso de unos astronautas que se quedaron tirados en el espacio cuando iban para una misión de apenas unos días? Bien, pues después de más de nueve meses fuera de la Tierra, han podido volver. Qué movida, personalmente creo que tendría un trauma de por vida y denunciaría a todas las instituciones involucradas. Es que imagina quedarte ahí tirada/o… Si cuando se retrasa un vuelo ya me da algo, no quiero ni pensar lo que debe ser quedarse fuera del planeta sin fecha de retorno.
Eso es todo. También han pasado más cosas como que Bad Bunny ha protagonizado una campaña de Calvin Klein y la gente se ha puesto súper babas, que Israel se ha saltado el alto el fuego que tenía con Gaza (como si lo hubiese respetado en algún momento), que van a sacar una peli de A24 que se llamará Materialists que tiene pinta de ser una romcom con Dakota Johnson, Pedro Pascal y Chris Evans o que se han desclasificado archivos sobre el asesinato de JFK.
Recomendaciones
Para sorpresa (y beneficio) de todas/os, esta semana he vuelto a estar inspirada y sí tengo cosas interesantes que recomendarte. Vamos a ello.
Como me gusta estar al tanto de la actualidad porque el FOMO me puede, fui a ver la peli de Mickey 17 (sí, esa en la que sale Robert Pattinson). Debo decir que, aunque sea del director de Parásitos, no tiene nada que ver. La ciencia ficción no es mi género favorito ni por asomo, pero esta película me pareció entretenida aunque es tan explicativa con todo lo que pretende parodiar que llega a ser redundante. Para no hacerte spoiler, te diré que va de un tío que decide alistarse a una misión para llevar a la civilización a otro planeta y su labor es la de morir muchas veces mientras se imprimen nuevas copias de él para realizar ensayos clínicos con su cuerpo o asignarle otras misiones peligrosas. Evidentemente pasan más cosas porque si no no habría película y de alguna manera hay que llenar las 2 horas y 17 minutos que dura. No sé, si no tienes nada que hacer ve a verla, aunque es la típica que estará disponible en alguna plataforma en un mes.
Siguiendo con la vena cinéfila, el otro día vi la peli de The Love Witch y me gustó un poco. Es rarísima y no me quedó claro qué estaba viendo, pero estéticamente es preciosa y la premisa en sí me parece original. Y es que, aunque la película fue rodada en 2016, la han hecho como si fuese de los 60. Tanto los decorados como las transiciones, la forma de actuar e incluso el tipo de actores y actrices parecen sacados de esos años y, en general, diría que está súper logrado. En cuando a la trama en sí, es bastante simple. Va de una tía que es el producto del amor romántico y #witchtok (upsi) que decide hacerse bruja y enamorar a hombres, y le sale regular. Eso sí, te aviso de que es bastante femcel y, a su vez, en algunos momentos roza (y supera) la misoginia, pero bueno. Supongo que tiene que ser fiel a la época que pretende evocar.
Indagando por Substack, me topé con este post de Layla Soboh que trata sobre cómo la Gen Z performa culturalmente la sexualidad en lugar de sentirla. A través del ejemplo de iconos del pop centennial como Sabrina Carpenter u Olivia Rodrigo realiza una crítica de cómo, al estar expuestas/os constantemente a estímulos que podrían ser considerados como soft porn, los hemos normalizado tanto que ya no nos hacen sentir nada. Es como si, en cierto modo, lo que se supone que nos debería hacer sentir, ya es parte del espectáculo en lugar de un sentimiento surgido a través de la propia experiencia o la intimidad. La verdad es que no sé si estoy de acuerdo con esta visión, pero me parece interesante lo que aporta en su análisis recurriendo a sujetos de estudio tan actuales. Insisto en lo de mi probable discrepancia porque, desde mi punto de vista, la visión del sexo en la Gen Z no es más que el producto de la liberación de la sexualidad (sobre todo) femenina en el espacio público que ofrece internet y de tomarse las cosas menos en serio (porque nada es para tanto y porque parte del planteamiento no es nuevo ni intrínseco a mi generación). Ya me dirás qué piensas tú al respecto.
Te mentiría si no te dijese que he descubierto la existencia de esta artistas por TikTok, así que no diré lo contrario. Mi “para ti” me ha descubierto algunos de los trabajos más interesantes de la fotógrafa Nikki S. Lee y me han fascinado. Aunque tiene varios proyectos y más que con la fotografía diría que experimenta con la performance y los conceptos, los de Projects y Parts me han parecido increíbles. En el primero, realiza una serie de instantáneas en las que se mimetiza con diferentes grupos sociales y subculturas para jugar con su contexto sociológico (ya sé que en algunas hace blackface y es un poco cuestionable). El segundo, que es mi preferido, está compuesto por una sucesión de imágenes en las que solo sale ella representando fotos de pareja en la que la otra persona queda fuera de lo capturado y jugando con las narrativas ausentes. No sé, échale un vistazo porque este tipo de cosas son las típicas que me da rabia que no se me hayan ocurrido a mí antes.
Las animaciones de Puuung 퍼엉 me parecen tan monas que no he podido dejar de scrollear hasta verlas todas. Se han convertido en mi nueva adicción y espero que también en la tuya porque a veces hay que hacer un parón en eso de estar hiperconectadas/os y simplemente dejar descansar el cerebro viendo cosas agradables (y muy korean core).
Y hasta aquí lo que puedo ofrecerte hoy. Ya vendré con más cosas interesantes el próximo miércoles (que me he dejado unas cuantas en la recámara para no saturarte).
Teletienda
Esto es un no parar. Ya sabes que navegar por los bajos fondos de nuestro bazar digital de confianza es mi actividad favorita. Por eso, hoy también te traigo unas cuantas joyas que sé que valorarás.



Estas pegatinas de peces realistas me parecen divertidas. No sé dónde las pegaría, pero sé que encontrarían su lugar de manera natural. Además son las típicas que tienen un contorno transparente y son de plástico, y aquí apreciamos la calidad.
Este juego de platos que forman una hamburguesa es tan original. Soy consciente de que por separado son terroríficos, pero a veces hay que hacer caso a la Gestalt y quedarse con eso de que “el todo es más que la suma de sus partes”. Wow, ni yo misma sé cómo he hilado esta referencia con esto.
Este jarrón que imita a la caja de las patatas del McDonald’s es tan hortera que me encanta. Me parece el culmen de lo hortera y del capitalismo en un solo ítem. No sé si el hecho de que las flores de la foto sean tan artificiales le suman a lo de que sea percibido como tan camp, pero en fin. Es increíble(mente feo).
Y eso es todo.
Nos vemos la semana que viene. No te desuscribas, pls. De aquí a final de año, si te quedas:
✅ Habrás aprendido un montón de cosas random 🤓
✅ Serás una persona chulísima 💅🏻
✅ Habré encontrado la forma de monetizar esto y me estarás pagando un yate sin saberlo 💸
Chaoooooo, volveré por aquí el próximo miércoles (o en algún momento de la próxima semana). Te odio <3
Es raro esto de encontrar un equilibrio entre estar sola, sentirlo y socializar. También me pasa cuando encadeno mucha socializacion, hecho de menos mi tiempo sola. Hace un rato tambien leia que pese a que con internet tenemos más puentes para contactar con otras personas, nos sentimos mucho menos conectados🙃
Soy muy de mirar por la ventana y el jardin (que no pertenece a mi bloque) que se ve des de mi actual habitación es puro entretenimiento por los personajes que lo habitan. Y si necesito más, mi calle también està bastante animada!
Pensaba que la peli de The Love Witch no era vintage!!!!! Gracias por contarmelo!
Gracias una semana más por todo lo que escribes!!!
Justo hablaba hace poco de como nuestra generación ha perdido los terceros lugares. Las cafeterías ya no son terceros lugares, porque no hay paciencia y tiempo para recurrir un día y otro. En vez de eso tenemos que probar hasta el ultimo rollito de canela de la ciudad. Los planes culturales se consumen más parecido a un scroll infinito que a una actividad de comunidad. Y lo peor es que no podemos coger responsabilidad de haberlos perdido porque no es nuestra responsabilidad. En fin. Una frustración.
Also, The Love Witch, de mis películas favoritas. Podría hablar de ella durante horas. Es tan única, esa estética y los temas y la forma de contarlo todo. Qué injusticia que la dire no haya sacado nada nuevo desde entonces 😭