Odio sentir que no tengo nada
Sobre sentirme desnuda por haber abandonado el 90 % de mis cosas al otro lado del océano y haber basado mi personalidad en una identidad de consumo.
No tengo nada. Me siento desnuda. Miro a mi alrededor y todo está repleto de cosas que no siento que sean mías. Porque no lo son.
Duermo en una cama sobre la que ya han descansado otros cuerpos antes que el mío. Guardo mi ropa en un armario que ya ha atesorado prendas que no se parecen a las mías. Me ducho con un agua que ya ha pasado por miles de ciclos de tratamiento hasta volver a tocar una piel. Miro a través de una ventana en la que ya han husmeado otros ojos que no se parecen a los míos. O tal vez sí. No lo sé.
Intentando reparar este vacío, pero sin olvidar otro que suele encontrarse en mis bolsillos, acudo a la gratificación inmediata. A deslizar decenas de vídeos en TikTok que me instan a comprar. A llenarlo todo de aquello que sí puede llevar la etiqueta de “mío”. Ser de mi propiedad, aunque casi no pueda permitir que nada lo sea. Problema generacional, supongo.
En esta batalla perdida ante el capital, en la que trato de autoconvencerme de que no necesito nada, que estar este tiempo alejada de “mis” cosas o con un acceso limitado a ellas quizás es lo que necesito para esa desconexión de la posesión material, escucho una voz que nace de mi propia cabeza. No para de repetirme todas las cosas que aquí no tengo.
Esos outfits incompletos porque dejé el 90 % de mi armario en España, ya que no me cabía en la maleta. ¿Ahora quién soy? Todos esos libros que tenía acumulando polvo, pero que hoy conformarían la personalidad de “mi” (“el”, mejor dicho) espacio. Los utensilios de cocina que llevaba siglos sin utilizar, pero los que hoy añoro tanto porque me apetece cocinar sabores que ya conozco. La lámpara de aura en tonos rosas que me veía quedarme dormida cada noche y que ahora está custodiada en otro hogar durante mi ausencia. El tocadiscos en el que ya no suena mi música. O los champús que abandoné a medias que me dejaban el pelo como a mí me gusta.
Me sigo sintiendo desnuda.
Y sé que me siento así porque una parte de mi personalidad en realidad no es mía, sino que es una identidad de consumo. He consolidado tanto lo que soy a través de las posesiones que puedo comprar que, estar lejos de ellas, solo me genera inseguridad. Siento como si una parte de mí estuviese mermada si no puedo expresar quién soy. Si no puedes verme por la calle y encajarme en un molde que, para bien o para mal, definirá qué espacio me das. Cómo me vas a tratar. Quién seré para ti.
Ahora que no tengo casi nada que me identifique de manera clara, tengo que esforzarme mucho más. Tengo que sacar conversaciones que muestren mis ideas ahora que mis prendas están mudas. Tengo que convivir con el silencio que aporta el “llevar lo necesario” dándome cuenta de cuántas minucias me representan mucho más que algo neutral. Que algo que pensaba que sí que iba a “serme útil”. ¿Por qué no pensé que lo sería el tener elementos que sí me representaban?
Durante esta reflexión extrañamente profunda y materialista al mismo tiempo, intento desglosar quién soy. ¿De verdad soy solo una consumidora? ¿De verdad ha calado tanto todo lo que veo cada día en mí? ¿Tengo criterio propio? ¿Tengo el cerebro atrofiado por los anuncios de las stories?

Una notificación me saca del bucle para recordarme que aún no he hecho el check-in diario de cierta web de ultra-fast fashion china. Que puedo desbloquear un código oculto y comprar cosas que no necesito (¿o tal vez sí?) con un descuento asombroso. Que vuelva a ser yo, a sentirme única, a través de aquello que también pueden tener otras/os. A sentirme especial adquiriendo algo producido en masa.
Nunca me había dado cuenta de cuánto de mí había en mis cosas. De cuanto las necesitaba, porque las daba por hecho. Del papel que tenía lo material en mí cuando me sitúo en el espectro más etéreo de la vida. De lo que no se ve, ni se toca, pero se siente. Ahora veo que es justo lo contrario (aunque esta definición con la que quería hacer referencia al peso de las emociones para mí también es óptima para describir una suscripción a un servicio de streaming).
Es muy probable que ni siquiera sea capaz de realizar el inventario de las cosas que ahora me esperan en cajas. De hecho, estoy bastante segura de que cuando me reencuentre con ellas va a ser el mayor unboxing de mi vida. Sin embargo, sí que soy capaz de hacer recuento de todo eso “mío” que no puedo encontrar en un catálogo. Y creo que, más allá de esa desnudez física aunque de manera metafórica que siento, la desnudez emocional pesa más.
La vulnerabilidad que te deja el estar lejos viene propiciada por la incapacidad de conectar con esas emociones que no dependen de una/o misma/o. De la distancia a la que se encuentra el estímulo que hace brotar una risa, una lágrima o un recuerdo futuro. No llevar nada encima es como salir al exterior sin esa coraza reforzada por todo lo que te aportan las/os demás.
Por ese consuelo si algo sale mal. Por esa celebración cuando se logra una nueva meta. O por ese momento compartido solo porque la soledad pesa un día cualquiera sin razón aparente.
A veces sí necesito tocar lo que no puedo sentir con mis dedos. Solo para confirmar que es real y que sigue estando, aunque sepa que está fundamentado en la fe.
Y, pensar en ello, me hace sentir aún más desnuda que el hecho de tener menos ropa a mi disposición que los minijuegos de vestir muñecas del internet del 2010. Puedo ahogar este pensamiento en el icono de un carrito, repleto de cosas que no necesito una vez más, pero en el fondo sé que lo que quiero tangibilizar no cabe en un paquete que dará vueltas por el mundo en tiempo récord.
Solo necesito volver a ser yo, sin nada más. Desnuda. En los lugares en los que saben ver más allá de lo que puedo adquirir, porque ya viene conmigo de serie.
PD: hola de nuevo. Un día más llego tarde. De hecho, no sé ni cuándo estarás leyendo esto porque siento que el bucle de procrastinación se me está yendo de las manos. En fin, que espero que estés teniendo una semana genial, que sigas disfrutando del verano adelantado que me comentan que ya se ha instaurado por allí y que deseo que tengas algo propio que transcienda todas esas posesiones materiales que nunca llegamos a sentir nuestras del todo.
Por cierto, hace unos días decidí crear un nuevo proyecto diario: Pensamientos intrusivos en mis notas. Lo estoy haciendo en las Notes de Substack ya que no quiero ser más pesada de la cuenta y avasallarte con correos diarios si sientes que lo soy. De todos modos, en función de como evolucione, igual sí que se termina convirtiendo en una newsletter independiente a esta. No sé, échale un vistazo y me dices qué te parece, pero mi idea es que sea un espacio mucho más cotidiano en el que compartir una especie de diario de lo que pasa por mi cabeza contigo de una forma más real.
Cosas que nunca llegaré a tener del todo (ni aunque lo manifieste con todas mis ganas y un arsenal de palo santo)
Me hace gracia el título de esto, pero no usaría nada místico para atraer las cosas. Ya hemos pasado esa fase y no voy a volver a caer en el delirio místico por sentir algo. Al menos en el corto plazo. Dicho esto, hay un montón de cosas que ya he asumido que no voy a tener. Ya sea porque me falta poder adquisitivo o habilidades para ello, sé nombrar aquello que nunca será para mí… Así que vamos con ello.
Una casa propia. Qué decir. Supongo que nací demasiado tarde para comprar una casa por dos cabras y un bocadillo. Al menos llegué en el momento adecuado para comprar vuelos de Ryanair en los que te cobran suplemento por respirar (y por desgracia también para compartir espacio-tiempo con su CM), para que mi bestie sea ChatGPT y para aparentar ser como 10 años más joven que mis padres cuando ellos tenían mi edad actual.
La idea de cómo funcionan los tocadiscos. Ya sé que hace mil te conté cómo iban, pero me sigue pareciendo magia. Las ondas de sonido son una cosa… Tan tangibles e intangibles al mismo tiempo que pensar en ello solo hace que me explote el cerebro. Si no lo leíste en su momento, te dejo por aquí un artículo que explica su funcionamiento.
El gen de ser deportista. Odio el deporte. Lo he dicho 64783 veces, pero es que es cierto. No me gusta nada, no me atrae ninguno y es imposible que desarrolle un hábito que lo involucre por más que quiera. No me gusta cansarme, odio el olor a balón que hay en los gimnasios y no me gustan los outfits chandaleros. El deporte está cancelado para mí, a no ser que me vuelva a dar un venazo y lo retome (aunque probablemente lo volveré a abandonar en cuanto sienta agujetas). De hecho, creo que el barré me da curiosidad, pero siento que es de pijas. ¿Lo es?
Un horario de sueño normal. Estoy escribiéndote esto a las 3:07 de la mañana. Con eso lo digo todo. Cuando me vine a Miami estuve como dos semanas con un horario de sueño normal, es decir, me dormía a las 00:30 (todo un éxito para mí). Bastaron otras dos semanas para volver a mi esencia de ser la guardiana de la noche. En fin, supongo que tengo que aceptar que esta es mi cosa.
Una organización del tiempo realista. Creo que está directamente relacionada con la anterior. Ya lo he dicho más veces, pero siento que soy demasiada optimista con el tiempo, que tengo la capacidad de teletransportarme o yo qué sé. Últimamente siento que llego tarde a todas partes, en un sentido práctico del día a día y a veces también vital, aunque estoy aprendiendo a convivir con ello. Al final hay pocas cosas que requieren que llegues a tiempo realmente… Excepto el respetar el tiempo de las/os demás, supongo. Upsi.
Y tú, ¿qué es aquello que sabes que, por mucho que te empeñes, la vida no va a poner en tu camino? Cuéntame, ya sabes que me encanta el cotilleo.
Cotilleos de la semana
La verdad es que, a diferencia de las semanas anteriores, la actualidad ha estado bastante tranquila. Han pasado algunas cosas, pero siento que ninguna es súper relevante y probablemente has podido dormir tranquila/o sin perderte nada. Eso sí, como eso no quita que yo esté crónicamente online, aquí vengo con las novedades.
Junio es el mes del Orgullo LGBTIQ+. Como ya sabrás, hace años este era el momento en el que las marcas empezaban a teñir sus logos con los colores del arco iris básicamente para seguir vendiendo. Sin embargo, este año, muchas de ellas no han cambiado sus logos. No es porque hayan comprendido que el pinkwashing esté mal ni nada de eso, sino porque el auge reaccionario del conservadurismo y las ideologías de extrema derecha se han colado en todos los espacios, el mercado inclusive. Ahora eso no vende, pero sí lo hace el defender los “valores tradicionales”, no posicionarse sobre conflictos donde claramente se atenta contra los derechos humanos o, en definitiva, proyectar que lo novedoso y “rebelde” son la asunción de ideas de hace 50 años.
Siguiendo este tema, Jojo Siwa tiene novio lo cuál es bastante sorprendente. No voy a invalidar la bisexualidad, obviamente, pero resulta curioso que justo Jojo Siwa de repente revele que tiene novio. Más que nada porque entró al reality de Gran Hermano VIP de guirilandia con novia y, estando allí, conoció a Chris Hughes (que no tengo ni idea de por qué es famoso y me da pereza buscarlo) aka su novio actual. Creo que ya te lo comenté hace unas semanas en cuanto salieron los rumores, pero ahora ya está confirmado. Es más, nos han dejado unas fotos terribles que, más que de pareja, parecen de una madre con su bebé recién nacido.
Estos días está siendo y han sido los exámenes de Selectividad en España. Como siempre, este tema siempre se convierte en tendencias en redes así que durante estos días nos espera contenido de gente quejándose y otros haciendo el reveal de sus notas. La verdad es que cada vez que veo cosas al respecto me siento súper mayor porque ya hace 8 años desde que la hice yo. Qué tiempos… ¿Qué pensaría la Laura que estaba tirada en un césped random haciendo tiempo entre un examen y otro de la actual que está absolutamente desquiciada y escribiendo esto con un pijama de Hello Kitty al otro lado del mundo? Probablemente que debería haber aprovechado la nota para hacer otra cosa (es broma, volvería a equivocarme de nuevo escogiendo la carrera que escogí).
Retomando el cotilleo internacional, Kylie Jenner ha generado controversia por intentar ser una “girl de las girls” en TikTok. Básicamente una chica hizo un vídeo pidiéndole a Kylie que le diga qué implantes mamarios lleva y esta le ha respondido siendo súper precisa. Esto ha desatado la polémica entre quienes dicen que ella es muy real y las/os que creen que es absurdo que ahora vaya de “girl de las girls” cuando la manera en la que ha obtenido su patrimonio ha sido a través de reforzar las inseguridades de las adolescentes negando sus cirugías y creando un imperio del maquillaje y el skincare que no era muy inclusivo que digamos. Qué decirte… Si estabas en Tumblr en 2015 sabes perfectamente a lo que me refiero (y a lo problemático que era romantizando TCAs y movidas de autolesiones).
También han pasado más cosas, como que en estos días es el Primavera Sound y me moriré del FOMO (aunque han hecho un circo montando un túnel con sonidos de bombas para concienciar sobre Palestina), que Sabrina Carpenter saca una nueva canción que probablemente se convertirá en la de este verano, que Taylor Swift ha recuperado la propiedad de sus trabajos así que igual ya no hay más “Taylor’s Version” (ya sabes que no soy swiftie así que esto es meramente informativo porque a mí me da igual), que Bella Hadid va a ir al programa de Chicken Shop Date o que Sydney Sweeney está vendiendo un jabón “para hombres” creadas con el agua de una bañera en la que ha estado ella. Qué cuadro, la verdad.
Recomendaciones
Me encantaría poder recomendarte cosas interesantes pero llevo una semana en la que no he recibido los estímulos necesarios para que me conecten las neuronas. Eso sí, como a veces sí que ha surgido la magia, voy a intentar hacerte una recopilación de las cosas que he visto que merecen la pena. Sé que el nivel es cuestionable, no me juzgues.
Ya sabes que me fascina ver contenido con el que distraerme mientras ceno. Eso me lleva a explorar los lares más extraños de YouTube, pero también a informarme de cosas que luego me sirven para ser la mejor jugadora de Trivial del mundo. Por eso, el otro día vi este vídeo en el que explicaban cómo funcionan todas esas opciones de pago financiado sin intereses que cada vez están más presentes en casi cualquier compra. Por ínfimo que sea su valor. La verdad es que es un sistema tan chanchullero que, si lo piensas demasiado, dejarías de comprar y pedirías a gritos que volviese el trueque o el salario en sentido literal.
No conocía el trabajo de la artista Mariela Sancari pero me parece increíble (sí, mi fuente para descubrirla ha sido este TikTok). Para rendir homenaje a su padre, que falleció cuando ella era muy pequeña, creó un fotolito llamado Moïses con fotos de hombres que tenían características similares a las de él si hubiese llegado a esa edad para crear un retrato de lo que pudo ser y no fue. Para no olvidarlo. Ya sé que es bastante intenso, pero ya sabes que es mi cosa. De hecho, te recomiendo seguir la cuenta de Fumerini que creo contenido súper interesante sobre cultura y arte contemporáneo.
El otro día descubrí esta cuenta, _source0, que también habla sobre creatividad, y me encantó. Aún tiene pocos vídeos, pero es tan interesante todo lo que trata. En especial, me gustó mucho este en el que habla sobre las diferencias entre Japón y Occidente a la hora de tomar fotografías. Mientras que las/os japoneses tienden a mostrar al individuo abriendo más el plano para mostrarlo en su contexto, en Estados Unidos se centran más en la persona omitiendo los detalles de lo que le rodea. Esto también se ve reflejado en su pensamiento y en la forma en la que percibimos la realidad en función de dónde hemos socializado. A mí personalmente me parece una pasada como podemos ver el mundo de formas tan distintas incluso en los detalles más insignificantes.
@_source00hasta qué punto nuestra herencia cultural determina nuestra forma de pensar, de crear, de definirse??? Explorando las raíces culturales de occidente y oriente 🫰🏼 #psicologia #oriente #pensamiento #fotografia #cultura #cultureshock #identidad #arquitectura #magazine #zine #japon #eeuu #libro #diferenciasculturalesTiktok failed to load.
Enable 3rd party cookies or use another browserNada me da más FOMO estando en Miami que perderme las novedades de Mercadona. Eso sí, como tengo corresponsales de supermercado por allí, me han informado de que han sacado una imitación de los body mist de Sol de Janeiro. Según me han comentado no están mal aunque no huelen tanto como las originales… Aunque teniendo en cuenta la diferencia de precio, sí que merece la pena.
Si estás en Madrid, tengo que volver a recomendarte algo de la programación de la Cineteca de Matadero. Este mes tienen un ciclo de cine súper guay que explora la vinculación entre el séptimo arte y los videoclips, ya que muchas/os de las/os cineastas más importantes comenzaron su carrera a través de este tipo de trabajos.
Como cierre de estas recomendaciones cuestionables, vengo con una americana. El otro día probé por primera vez el Wendy’s y me gustó un montón. Tiene un menú especial que se llama Biggie Bag y puedes elegir una hamburguesa a elegir entre cuatro opciones, patatas (buenísimas, por cierto), nuggets y bebida (las de aquí son de medio litro) por 5 $. Supongo que la fast food es lo único barato aquí. Esto me ha quedado un poco tipo promo, pero ya sabes que jamás te colaría una sin avisarte. Aparte, sigo siendo pobre. No te rayes.
Ya vendré la semana que viene con más cosas que te puedan interesar.
Teletienda
Se acerca el verano y el algoritmo de mi bazar digital de confianza lo sabe. Imagino que por eso mismo ha decidido deleitarme con las maravillas veraniegas más camp que tiene (aunque confío en que aún me mostrará cosas peores). Espero que las disfrutes.



Supongo que este artículo está inspirado en mi nueva cultura local. Ahora que se acerca el verano, ¿quién no querría una pistola de agua con una estética bastante realista? Igual te metes en algún lío, pero te dará una vibe de sicaria/o interesante cuanto menos.
Con este charm en forma de pescado puedes llevar la tendencia de personalizar tus bolsos al siguiente nivel. Me gustaría garantizarte que con ellos serías especial, pero estoy bastante segura de que alguna moderna ya ha visto esto antes que yo y lo está luciendo por alguna calle de Malasaña ahora mismo.
Si eres de esas personas que cada vez que va a la playa se entretiene en hacer zanjas en la arena, vas a necesitar esto. Podrás potenciar tu faceta constructora todo lo que quieras con este brazo de excavación. Sé que alguien valorará este descubrimiento.
Y eso es todo.
Nos vemos la semana que viene. No te desuscribas, pls. De aquí a final de año, si te quedas:
✅ Habrás aprendido un montón de cosas random 🤓
✅ Serás la persona más al día de tus amigas/os 💅🏻
✅ Habré encontrado la forma de monetizar esto y me estarás pagando un yate sin saberlo 💸
Chaoooooo, volveré por aquí el próximo miércoles (o en algún momento de la próxima semana). Te odio <3
Me identifico tantísimo con lo de la casa y los horarios de sueño...Madre mía ¿todos los jóvenes vivimos la misma simulación? Parece que sí. 🥲
uuuuuy por dónde empezar...como cada semana, a lot to unpack here. En dos meses me mudo fuera de España y me da mucho miedo sentirme como tú ahora, desnuda, sentir que me falta todo lo que he dejado aquí. Tengo ganas de irme y mi experiencia previa de vivir en el extranjero fue muy buena, pero entiendo que nada se compara con saberse en una casa propia (aunque sea de mis padres, ya me entiendes), saber que todas tus pertenencias están ahí, guardadas en algún sitio...porque sí, construimos nuestra identidad alrededor de pertenencias materiales, es innegable. En fin, me ha parecido un texto precioso. Comentando cotilleos: me meo con las fotos que eliges y con los pies jaja la foto de Jojo Siwa me tiene traumatizada y me quiero tatuar estos tuits ("How did Jojo Siwa — a lesbian — get a bf before me") porque honestamente same. Yo hice la selectividad hace siete y si por aquel entonces me llegas a decir que los textos los iba a escribir la inteligencia artificial, me habría dado algo. Lo de Kylie es tremendo y 100% de acuerdo contigo. Nunca será una girls' girl. Yo también tengo mucho FOMO por no ir al Primavera, todos los años he querido ir y nunca he ido :(( some day supongo y qué ganas de escuchar la canción de Sabrina. A mí también me salió el otro día en IG ese vídeo de source0 y me flipó. Justo el otro día vi a una chica en mercadona oliendo los body mists...tengo que hacer lo mismo aunque seguramente me resulten demasiado empalagosos. Te mando un abrazo desde el otro lado del charco <<33 feliz semana!