Odio no saber si estoy tomando las decisiones correctas
O sobre como ir dando volantazos te puede acabar llevando a lugares inesperados.
Esta carta de odio es un tanto especial. Creo que hoy sí que haré oversharing y compartiré contigo uno de mis mayores miedos: equivocarme.
Te pondré un poco más de contexto. Dentro de una semana, no estaré escribiéndote desde mi piso de Madrid en el que ahora mismo me vigilan un maniquí con un sujetador de bailarina de danza del vientre, un cartel de “prohibido fumar” en italiano y un premio de TikTok que robé en una gala (es una larga historia). Ya sé que la decoración de mi hogar es fascinante.
Lo estaré haciendo desde Miami, desde otro piso que espero que exista y por el que no me hayan timado. No te alarmes, sigo siendo igual de pobre que siempre (más incluso). Tampoco tienes que sospechar de mi alto nivel de vida (inexistente, pero lo digo por el meme). Hace un año, cuando estaba en el pico de mi desquicie, apliqué a una beca para trabajar en el Ministerio de Turismo de España en el extranjero y todo eso ha derivado en que en unos días Miami será mi nuevo hogar durante un año aproximadamente. Sé que es un volantazo un poco random en mi vida, pero ya me conoces lo suficiente para saber que yo solo hago las cosas por sentir algo.
Uno de los pensamientos que se han cruzado por mi mente en estos momentos, en los que debería estar empaquetando mi vida en cajas de mudanza y en bolsas al vacío para condensar todo en un par de maletas (pero lo estoy procrastinando), es si estoy haciendo lo correcto. Si esta es una buena decisión.
Ahora, que estoy tranquila. Que siento Madrid es mi casa. Que me siento querida. Que tengo mil planes pendientes. Que hace sol. Que no huyo de nada.
Siento una dualidad en mí bastante extraña. Por un lado, no dejo de buscar razones para quedarme o cosas que sé de antemano que voy a echar de menos. Pero, por otro, no dejo de tomarme la vida como si fuese una sucesión de señales que reafirman que estoy haciendo lo correcto. Aunque “lo correcto” como tal sea un constructo de lo más subjetivo.
Una parte de mí me dice que todo ha pasado cuando tenía que pasar. Que siempre he dicho que una de las cosas que quería cumplir en la vida era la experiencia de vivir un tiempo fuera. Que llevo esperando durante meses un puesto de trabajo que no me ha llegado a pesar de haber aplicado a cientos de ofertas (literalmente) en LinkedIn y de hacer más pruebas (aka trabajar gratis) de las que alguien puede soportar sin volverse loca/o. Y eso nunca me ha hecho dudar de mi valía, solo me ha hecho plantearme el que tal vez ahora me tocaba vivir otra cosa. Que quizás he manifestado sin querer todo esto y que, ahora que es tangible, estoy muerta de miedo.
Sé que la vida está hecha para tomar decisiones y que, aunque muchas veces bromee con eso de que “todo es más fácil cuando eres responsabilidad de otras/os”, no querría que nadie eligiese mi rumbo por mí. No me da miedo decidir ni equivocarme, pero quizás nunca había tenido que sentenciar algo que me afectaría durante tanto tiempo (aunque irse un año no es tanto). Sé que pensar así es bastante ridículo. Soy consciente de que la vida está determinada por las pequeñas decisiones del día a día que muchas veces pasan desapercibidas, pero estas no dan miedo. No lo dan porque no solemos ser conscientes del efecto mariposa que generan y pensamos que los grandes cambios son consecuencia de las elecciones más trascendentales.
Error. Nadie toma tantas decisiones importantes y, sin embargo, todo siempre avanza de alguna manera.
Si tuviese que decir exactamente qué es lo que me hace replantearme si estoy tomando la decisión correcta, no sabría hacerlo. Supongo que más allá del cambio que supone (y que entiendo que es una sensación compartida con cualquiera que se enfrentase a esta situación), creo que me aterra la posibilidad de no ser feliz allí. De haber idealizado tanto en ese check list de mi vida el “vivir un tiempo fuera” sin ser consciente de lo que eso supone de verdad. De que vivir fuera, aunque no ponga tu vida actual en pausa, sí que la pone en una posición un tanto peculiar. Tienes que encontrar el equilibrio para seguir viviéndola a distancia sin olvidar la que ahora tienes a tu alcance, que está en construcción.
Creo que también me aterra el pensar que voy a un lugar en el que nadie me espera. En el que nadie me conoce. En el que estoy lejos de todo lo que sí sabe que existo o tiene algún tipo de afecto hacia mí. Sé que empezar de cero a miles de kilómetros puede sonar muy tentador en ciertos momentos pero, cuando estás frente a ello, da muchísimo vértigo. Siento que puedo ser tantas cosas que me da miedo acabar siendo una versión aspiracional de mí misma con la que no me sienta completa. Sé que no lo estaré, no puedo estarlo con todo aquello que me importa en otro continente.
Pero también sé que es una oportunidad ideal para dejar un poco de mí al otro lado de un océano que no me pertenece aún. Sé que descubriré unos cuantos lugares que serán parte de mí. Sé que podré conocer a más gente. Sé que podré hacer mi mundo un poco más grande. Sé que caminaré por calles en las que dejaré de ser turista. Sé que me adaptaré a algo muy diferente a lo que ya conozco… Y sé que aprenderé algo, aunque aún no sepa el qué.
Cuando tengo que tomar decisiones siempre acabo llegando a la misma conclusión. No creo que la felicidad esté en los lugares en los que la busco pero elegir me hace sentir un poco más cerca del que sí es el adecuado para mí. Decidir me abre puertas que no sé aún que existen porque serán el destino en consecuencia de cualquiera de las cosas que haga sin tener una expectativa al respecto. De hecho, casi todas las cosas que diría que constituyen mi plenitud no fueron buscadas, sino que vinieron a mí de forma inesperada cuando estaba yendo hacia otra parte.
Otras veces, en los momentos en los que me planteo qué es “lo correcto”, pienso en las consecuencias que estoy dispuesta a asumir. Convivir con un pensamiento ansioso te brinda una visión estratégica abismal de la vida. Piensas en cientos de escenarios posibles, entre los que se encuentran también los más catastróficos, y haces una especie de examen de conciencia para imaginar cómo te sentirías si el peor de los casos se materializase. Verlo de esa manera no me ha hecho perderme nada, es más, ha solido reafirmar mis decisiones… Porque en el fondo casi ninguna es tan inamovible como parece. Porque también es posible hacer cambios de los cambios. Porque casi todo siempre se resuelve. Porque al final todo acaba pasando, en todos los sentidos posibles.
Aunque no sepa exactamente de dónde nace el miedo a tomar decisiones (aunque tengo mis sospechas) o a estar equivocada/o, que es lo mismo, me encantaría saber si existe alguna forma de saber a tiempo si la alternativa escogida es la equivocada. ¿Cómo sé si estoy haciendo “lo correcto” si ni siquiera sé lo que eso significa? ¿Cómo se supone que debo elegir algo ante lo que nunca he estado expuesta?
A veces pienso que solo se puede aprender a tomar buenas decisiones decidiendo e, irónicamente, equivocándonos. Hasta que el coste de los errores sea inversamente proporcional al de los éxitos. Hasta que se diluyan y dejen de importar. Hasta que no signifiquen nada más que un paso de más hasta lo que se desea alcanzar. Hasta que no duelan. Hasta que se vean incluso como algo necesario.
Hasta sentir que todos ellos merecían la pena para tomar la decisión correcta y descifrar al fin qué es lo que significa eso.
PD: hola de nuevo. Espero que estés teniendo una semana genial, que no hayas sido arancelada/o por cierta persona del color de los Risketos y que hayas podido sentir ya los rayos del sol en la cara (antes de que vuelva a llover). Una vez más, sé que deberías haber recibido esta carta ayer, pero estoy un poco desquiciada como podrás comprender. Así tienes que quererme.
Cosas que fueron decisiones cuestionables a lo largo de mi vida (pero que quizás volvería a repetir… O no)
Creo que con este título es evidente lo que se viene. A veces una chica hace cosas que no tienen ningún sentido y luego tiene que asumir las consecuencias de sus actos… Por desgracia. Te dejo por aquí una selección de las más destacables.
Hacerme unas mechas balayage con 17 años en mi casa. Tener acceso a las tendencias de internet y un kit de la gama Colorista de L’Oreal del supermercado fue mi perdición. El resultado fue tener un corte de color y unas puntas totalmente amarillas durante un tiempo en el que distinguir mi cabeza de un flan de vainilla era casi imposible. A mi favor debo decir que era esto era el momento.
Tomarme la quinta copa de vino (la de la resaca monumental). Las copitas de vino blanco las carga el diablo y creo que jamás en mi vida he tenido una resaca peor que la vez que me pasé de motivada con él. Fui la más divertida de la mesa, pero es una experiencia que te recomiendo saltarte.
Decir no al deporte demasiado temprano. El haber tenido cero interés por el deporte ha hecho que sea la persona más sedentaria que te puedes imaginar. Ahora no he desarrollado un habito que me permita sentir algo al pasar por un gimnasio ni que despierte en mí la necesidad de levantarme del sofá para sentirme viva. Idk, no es para mí pero cuando sea vieja no seré una milf si sigo así y eso sí que me va a molestar.
Quedarme despierta hasta tarde viendo lo peor de internet. Tener los horarios del sueño completamente rotos me ha hecho llegar a los rincones más oscuros y extraños de las redes sociales. ¿Cómo si no crees que llegaría a visualizar este tipo de contenidos? (Y a tener estas ojeras permanentes monumentales)
Tiktok failed to load.
Enable 3rd party cookies or use another browserComprarme una airfryer. A ver, me arrepiento y me alegro al mismo tiempo. Lo peor de haberlo hecho es que me he vuelto adicta a su uso y solo como alimentos que pueda hacer en ella. Para mí las sartenes son un recuerdo remoto del pasado. Probablemente un día acabe con una intoxicación alimentaria por cocinar mal algo que no sea apto para airfryer, pero me dará igual. Habrá merecido la pena.
Esperar la fila de Doña Manolita en Navidad porque soñé que iba a ganar la Lotería. Como puedes ver, el desquicie siempre me ha acompañado. Mi primer año en Madrid, decidí hacer fila durante toda una mañana para comprar un décimo porque estaba totalmente convencida de que me iba a tocar… Jamás he vuelto a volver a ese establecimiento ni a hacer algo tan charca.
¿Y tú? ¿Qué decisiones cuestionables has tomado a lo largo de tu vida? ¿Hay alguna que volverías a repetir? Seguro que sí, aunque espero que no tenga que ver con exes que eran idiotas ni volver a trabajos en los que estuvieras explotada/o. Cuéntame, ya sabes que te leo.
Cotilleos de la semana
Esta semana ha vuelto a ser un circo tremendo en el panorama nacional e internacional. Hoy te traigo cotilleos divertidos, a gente que solo quiere llamar la atención e historias de otras/os que tienen las neuronas justas para pasar el día, pero en esas estamos. Vamos con ello.
Han lanzado una skin de Sabrina Carpenter en Fortnite y se ha convertido en mi todo. La verdad es que no me esperaba esta fusión pero para mí tener tu propia skin en este juego es el equivalente a alcanzar el peak de toda la fama que una persona puede tener. Me hace muchísima gracia ver algo tan girlie en un juego así, pero me parece fascinante cómo la gente interactúa ahí con las pintas de Sabrina. Mi cosa fav personal es el hecho de que se haya creado una comunidad en la que, si te encuentras con otra/o jugador/a que la lleve, no le dispares y empieces a bailar Taste juntos/as. O el de la banda de Sabrinas. En fin, estar viva en esta época me hace muy feliz.
Xavibo (un cantante) se ha “encerrado” en un escaparate en el centro de Madrid durante 13 días no sé muy bien para qué (aunque supuestamente es para “aprender a estar solo”. Supongo que es parte de la promoción de su nuevo trabajo pero, a mí personalmente, me da muchísima pereza esa gente que quiere ir de profunda cuando realmente no lo es tanto. El caso, que aunque algunos medios se han hecho eco de ello (estoy bastante segura de que todo ha sido gestionado como PR a través de la discográfica más allá del potencial del hecho en sí como noticiable), mucha gente le está criticando porque lo ve como algo absurdo ideado desde el privilegio que supone poder permitirte estar 13 días sin hacer nada mientras el mundo te observa en un escaparate. Además, ni siquiera es una performance novedosa. La artista Andrea Roma ya hizo lo mismo en un escaparate de Barcelona a finales de 2023.
Siguiendo con las polémicas, ¿has visto la cancelación a Elena Gortari? Si te soy sincera, yo todo lo que sé sobre esta gente es en contra de mi voluntad porque yo ya estoy muy mayor para estas cosas. Básicamente la gente se le ha echado encima porque ha hecho una publicidad encubierta de una marca de cuidado capilar en el peor contexto posible: planteando una situación de acoso que en realidad era una campaña. Más allá de que la idea en sí sea terrible (que no es cosa suya porque estas cosas no las piensan las/os influencers, sino alguien de una agencia de publicidad que le pasa el briefing con lo que tiene que hacer exactamente, además de validar el contenido antes de publicarlo), ha sido un timing pésimo pues ha salido a la vez que otra influencer, Pawgli (ni idea de quién era hasta ahora pero yo te traigo el cotilleo al completo), se ha hecho viral por exponer la situación de acoso que está viviendo por parte de un hombre. Todo esto ha derivado en que Elena ha tenido que borrar el vídeo de la campaña y pedir disculpas públicamente, aunque antes de hacerlo subiese una story riéndose de ello. Problemas del primer mundo, supongo.
Cambiando totalmente de tema, parece que OTRA VEZ vamos hacia una crisis económica. Esta vez se debe a la movida de la guerra comercial internacional por los aranceles de Estados Unidos y porque, por alguna razón, siempre pagamos las/os mismas/os las consecuencias de que la gente más friki del planeta sea quiénes están en el poder.
Volviendo a cambiar de tema, Aitana ha tenido que cancelar los conciertos que tenía previstos en el Bernabéu debido al poder de Ruido Bernabéu. Ahora serán en el Metropolitano (que gracias a toda esta movida he descubierto que ahora se llama Riyadh Air Metropolitano) y la gente se ha enfadado un montón porque es la segunda vez que los mueve de fecha. Además, ahora son entre diario y muchas/os ya no pueden acudir. Más problemas del primer mundo, pero sé que si fuese fan de esta tía e hiciese eso, la odiaría bastante y me pasaría a otro fandom.
Y eso es todo. Como puedes ver, todo son cotilleos bastante absurdos y primermundistas. Eso sí, también han pasado más cosas como que Carlos Peguer y James (cafecito) se han conocido en Corea del Sur así que se ha convertido en el crossover más esperado para los gays, que dicen que Leiva le ha copiado una canción a Taylor Swift, que hoy ha salido la nueva temporada de Black Mirror, que se ha (casi) confirmado que Clersssss y Juan Guarnizo son pareja y que ya se ha acabado la última temporada de The White Lotus aunque aún no he visto el episodio final porque me ha parecido aburridísima (aunque me puede el FOMO como siempre.
Recomendaciones
Esta semana he descubierto un montón de cosas extrañas que creo que te gustarán y que quiero compartir contigo. Espero que las valores, porque ni siquiera siento que tengan una conexión y a la vez son el ejemplo más visible del grado de desquicie que llevo encima debido al momento vital en el que estoy. Así tienes que quererme.
No sé si te conté que llevo un tiempo haciendo un revisionado de las películas de la saga Crepúsculo. Hace unos días culminé esta hazaña y el destino quiso hacerme saber (mostrándome un TikTok en el momento perfecto) que existía una parodia. Se llama Vampires Suck y es una cosa… Diría que incluso mejor que algunas de las entregas que forman parte de la original. La película se ríe de lo absurdo que es Crepúsculo y, a su vez, cuela referencias de cultura pop que imagino que serían del momento en 2010 (que es cuando salió). Lo más fascinante es que la tía actúa exactamente igual de mal que la Bella real y que, dentro del sinsentido que es, tiene más coherencia que Luna Nueva o Eclipse, por ejemplo. O Amanecer: parte 1. En fin, ya me dirás si la ves, pero creo que es de mis mejores recomendaciones.
Hace unos días encontré este hilo que unifica algunos de los pilotos de series de Disney Channel que nunca vieron la luz. Entre ellos se encuentran un spin-off de Zack y Cody, otro de Gibby de iCarly, otro de Lizzie McGuire y un montón de series donde querían que Vanessa Hudgens o Selena Gomez fuesen las protagonistas. Personalmente, a mí todo ese universo de cosas que nunca ven la luz me fascina porque en cierto modo es como ver una vida paralela que nunca ocurrió y que se quedó en el cajón de alguien que pensó que no merecía la pena.
Me encontré esta alfombra que imita a la ropa tirada en el suelo de Karpet Workshop y me encantó. Probablemente es súper cara (acabo de ver que vale 750 $) y ni siquiera necesito algo así porque ya tengo ropa real tirada en el suelo de por sí, pero tiene algo que me gusta. No sé, creo que me estoy convirtiendo en la persona más hortera del mundo sin pretenderlo.
Voy a aventurarme a recomendarte algo que aún no he visto pero que auguro que veré muy pronto. Me topé de casualidad con la existencia de Belladonna of Sadness, una película de animación japonesa de 1973 con una estética absolutamente hipnótica. Por lo que he leído, tiene tintes feministas y de liberación sexual pero, teniendo en cuenta la época y demás, a saber. Aunque no sé si será guay o no, ya solo por el aspecto visual creo que merece la pena. Ya te contaré si la veo.
Si estás en Madrid, he visto que han inaugurado una exposición basada en Alicia en el País de las Maravillas en CaixaForum. Por lo que he visto, tiene buena pinta aunque corre el riesgo de ser masificada como la anterior que ya hubo en su momento de esta misma temática en la Fundación Canal hace unos años.
Ya te traeré más cosas la próxima semana, aunque espero haber satisfecho tu necesidad de estímulos nuevos por hoy. No te pases con la dosis de dopamina o Marian Rojas Estapé te atizará con un libro en la cabeza hasta convertirte en una persona vitamina (ya paro, hago demasiadas referencias a esta persona).
Teletienda
Un día más te traigo unas cuantas cosas que no necesitas, pero que te replantearás adquirir al igual que yo (aunque no lo haré porque estoy en modo ahorro). En fin, echa un ojo a esto.



Estas diademas para hacerte el skincare inspiradas en elementos de Shin Chan me parecen increíbles. Llevo mil años sin echarme nada en la cara que no sea agua porque no soy una Sephora Kid pero, si tuviese alguna de estas, lo haría. Además tienen pinta de ser súper blanditas y en esta newsletter valoramos las texturas.
Me encantaría saber quiénes son las más de 3000 personas que se han comprado estos pendientes de mejillones. Son espantosos, pero espero que alguien haya creado un outfit súper camp con ellos. Jamás cuestionaré a las fashion victims porque yo he sido parte de ellas cuando se llevaban los tonos pastel en el 2012.
Este parche es fascinante. Aparte de que con este mensaje transmite demasiadas cosas, me veo demasiado reflejada en él ahora que abandonaré el desempleo. Qué horror, yo quiero ser mantenida (espero que me perdone el feminismo).
Y eso es todo.
Nos vemos la semana que viene. No te desuscribas, pls. De aquí a final de año, si te quedas:
✅ Habrás aprendido un montón de cosas random 🤓
✅ Serás la persona más al día de tus amigas/os 💅🏻
✅ Habré encontrado la forma de monetizar esto y me estarás pagando un yate sin saberlo 💸
Chaoooooo, volveré por aquí el próximo miércoles (o en algún momento de la próxima semana). Te odio <3
¡¡Enhorabuena por la beca!! Que ilusión pensar en leer sobre tu nueva era en EEUU, ¡a ver que chismes y anécdotas te ocurren por ahí! Seguro que le sacas mucho provecho a esta experiencia, aunque sea para darnos contenido!
Jo Laura, que pasada lo de la beca, simplemente deseando el oversharing desde EEUU✨✨✨ Mucha suerte en tu nueva etapa 🐛